Condiciones sistémicas que dificultan el acceso a la licencia de marternidad en la ciudad

La licencia de maternidad debe estar entre las prioridades de las políticas públicas. Si bien la ley actual es insuficiente, su factibilidad es menor para mujeres de comunidades vulnerabilizadas.

Condiciones sistémicas que dificultan el acceso a la licencia de marternidad en la ciudad
Guests browse clothing at the Baby Goods Exchange in the CORE Building at Esperanza Health Center on March 6, 2025. (Photo by Solmaira Valerio.)

Esta historia era publicado originalmente en Madre Tierra Producciones, como parte de un series sobre maternidad y leys en Filadelfia. La primera historia está aqui.

*Este es un nombre ficticio usado para proteger la identidad de quien cuenta su historia real

Kate tiene más de 12 semanas de posparto, pero está en su trabajo. Recorre los pasillos y luce estable, intacta, al tiempo que, dentro de sí, cada centímetro celular cambia. Su cuerpo en trance intenta recuperar lo que era unos diez meses atrás, pero con el recordatorio permanente de conservar las capacidades maternas. Una revolución interna y silenciosa.

Según explica el ginecólogo, Dr. Ariel A. Morfa Machado, durante el posparto la mujer tiene un pulso más bajo, aumenta su temperatura fisiológica y puede sufrir edemas por descompresión de los vasos, hipoglucemias y diuresis aumentada, lo que justifica los primeros días de licencia.

Janela Rodríguez, especialista en enfermería materno infantil y máster en atención integral a la mujer explica que el posparto se divide en inmediato (primeras 24 horas), mediato (del segundo al décimo día), tardío (que abarca hasta los cuarenta y cinco días).

“El cuello uterino a los 10 días debe estar cerrado, con loquios (sangrado posparto) presentes hasta cuatro semanas, con involución del sitio donde estaba insertada la placenta. Este dura unas últimas 6 semanas” , añade el doctor, explica el doctor Morfa Machado. 

Además, hay un puerperio remoto que comprende desde los cuarenta y un días hasta los dos años que es cuando los órganos sexuales femeninos vuelven a como antes del embarazo, explica Janela Rodriguez.

Con respecto al recién nacido, la especialista explica que a las doce semanas solo tiene habilidades psicomotoras básicas: reconoce los sonidos, la luz, sostiene la mirada, balbucea y sonríe. Por ende, se comunica a través del llanto, y es en esta etapa, llamada crisis de la lactancia, donde las madres se abruman por no identificar qué necesitan. Deben estar atentas para descifrarlos y aumentar las dosis de alimentación si así lo requiere.

Ferni -padre migrante mexicano- recuerda esta como una de las etapas especiales para Erin, su esposa y Camila, su pequeña hija. Ambas hacían contacto piel con piel y pasaron mucho tiempo en apego hasta que la pequeña comenzó a reconocerles la voz y a mirarlos. En el proceso, la lactancia fue fundamental. 

 “Los bebés comen demasiado. No sé cuántas veces al día, pero como 8 o 10 veces al día” , cuenta Ferni aún con asombro.

Él ha podido conocer cada detalle del crecimiento de Camila y de la recuperación de Erin gracias a la licencia de paternidad que se gestionó en el bar donde trabaja. También, por aquellos otros días que las cuido en casa gracias a la colaboración de sus compañeros de trabajo.

En tanto, para el esposo de Kate, la lactancia ha sido desafiante. Tiene muchos problemas para alimentar a su bebé con biberón mientras ella trabaja. Incluso, ha tenido que llevárselo a la escuela para calmarlo.

Él es quien cuida al pequeño en casa mientras ella trabaja. Su puesto a tiempo completo en una universidad le ofrece, entre los beneficios, una licencia de paternidad mediante el FMLA ( Ley de Licencias Médicas y Familiares de Estados Unidos) . Kate tiene un contrato como independiente así que no recibe estos beneficios durante su maternidad.

Los recién nacidos están acostumbrados al latido cardíaco, al olor, la temperatura y la voz de la madre. Entre ambos se da un periodo de apego esencial que se concreta justamente a través de la lactancia.

Las distancias ¿qué efectos esperar? 

“Las criaturas separadas de sus madres por diferentes causas tienen consecuencias a corto y largo plazo. Pueden llorar mucho, sufrir alteraciones del sueño, pero también, ser adolescentes inseguros, violentos o dependientes, por la destrucción del vínculo madre e hijo”, especialista Janela Rodríguez.

Después de las 12 semanas, debe hacer la pinza digital, gatear, decir las primeras palabras, sujetarse, caminar y otras actividades que requieran la atención de madres y padres, fortaleciendo así la conexión afectiva familiar y el desarrollo psicomotor. La incorporación a un centro laboral no va a hacer que la madre recupere esos momentos con su hijo, sentencia el doctor Morfa Machado.

“Yo soy la que gana un poco más, así que hace más sentido que yo regrese al trabajo” , afirma Kate y relata que las primeras semanas tras regresar al trabajo fueron tensas para su relación.

Al terminar de trabajar, regresaba a casa y se enzarzaba en una pelea con su esposo. Subía las escaleras, arremetía, tiraba cosas por la habitación. Encontraba de alguna forma la calma, se dormía y regresaba al trabajo al día siguiente, cual bucle.

Placebos al problema, los antidepresivos posparto

Después del parto, entra a casa un nuevo ser y una nueva mujer, ahora también madre a quien se le está revolucionado el cuerpo y la identidad. Sin embargo, la atención médica posparto se centra en la salud del nuevo ser y obvia el proceso de la madre.

El doctor Ariel Morfa señala que separarlos precozmente repercute en la calidad de vida de la madre. Al ser poco partícipe del desarrollo del neonato, puede tener una complicación psíquica como la psicosis puerperal.

El baby blues es un período de tristeza que vive la madre durante el posparto y puede durar algunas semanas. Es importante prestar atención a sus necesidades y generarle un ambiente de tranquilidad para que este proceso no evolucione a depresión.

Kate la experimentó en su primer embarazo y la medicaron con Lexapro, un antidepresivo. Aunque se negó a usarlo en el segundo, unas semanas después de dar a luz, tuvo una alerta.

“No disfrutaba ser madre. No disfrutaba ir a trabajar. No disfrutaba ninguno de mis roles. No disfrutaba de las cosas que me gustaban como las películas, la música y los libros. Era como si todo fuera muy gris” , explica Kate.

Entonces debió volver a medicarse. Quería salir corriendo del trabajo. Sentía que estaba fallando en su rol como madre, esposa y profesional. 

Un artículo de The Public Good News aclara que “aproximadamente una de cada ocho personas que dan a luz en EE.UU. experimenta síntomas debilitantes de la depresión posparto (DPP)”.

El primer medicamento oral creado específicamente para tratar este proceso fue aprobado en 2023 por la FDA. Zuranolona, bajo la marca Zurzuvae , promete una respuesta más rápida a un tratamiento más corto. Pero no es accesible a todas las mujeres. Tampoco, la solución al problema que complejiza el puerperio de las madres en Estados Unidos.  

Para Kate, una buena solución sería tener el apoyo de alguien durante al menos un año , pero esto no es parte de la cultura de este país, explica.

Estas podrían ser las doulas, y sobre ellas la directora del Laboratorio de Investigación sobre los Resultados Maternos de la Equidad Sanitaria Traslacional de la Universidad Tuftsen, Ndidiamaka Amutah-Onukagha, dijo:

“Las personas que dan a luz y han tenido doulas tienen más probabilidades de amamantar, tienen cuatro veces menos probabilidades de tener bebés con bajo peso al nacer y tienen dos veces menos probabilidades de sufrir complicaciones en el parto” , destacó.

Sin embargo, -explica- las doulas aún son un privilegio asequible a quienes tienen recursos; los servicios de atención posparto en general no están cubiertos. 

Kate recuerda que el seguro anterior de su esposo incluyó la visita de una enfermera, quien se interesó también por ella. La conversación le ayudó a identificar los síntomas de ansiedad y depresión. Pero el seguro cambió, el actual no incluye estas visitas. 

El doctor Morfa nos recuerda que lo importante durante los pospartos no es solo el tiempo de recuperación, sino aquellos riesgos que pueden presentar las madres en el puerperio remoto extendido hasta los 2 años. Los riesgos físicos y psicológicos las pueden llevar a reconsulta e inclusive reingreso para tratamientos médicos intrahospitalarios.

El curso actual de las mapaternidades. 

Ferni, Kate y Adriana*, a pesar de tener realidades distantes, reflejando con sus historias las fisuras de la Family and Medical Leave Act (FMLA). Aun así han podido sortear ciertos obstáculos con la participación equitativa de sus parejas en los periodos de embarazo y posparto. 

Ferni cuida de Camila durante cuatro días mientras su esposa trabaja desde casa. El resto, vuelve al bar. Ambos pueden contar al detalle el crecimiento de su hija y, como es evidente cuando se les ve juntos, el proceso de apego ha hecho de Camila una pequeña que comunica lo que quiere y avanza hacia ello con pasos firmes tras la aprobación de sus papás.

Pasado el año, Adriana* volvió a postularse a la misma escuela. Su puesto estaba disponible y se reincorporó. Ahora espera a su tercer bebé, pero esta vez con los detalles pertinentes para decidir sobre su próximo posparto.

Kate parece estar mejor. Con la llegada del verano ha vuelto a casa y pasa más tiempo con sus dos hijos. Aunque aún le es difícil lidiar, da lo mejor de ella y recomienda a cada mujer en su situación que pida apoyo adicional.

“No sé cómo se espera que se sientan las mujeres cuando la única opción es volver a trabajar y ganar dinero para los dos padres. Es una sociedad en la que ambos tienen que trabajar y siento que estamos trabajando más duro de lo que nuestros padres tuvieron que hacerlo”, confiesa.

Mientras, el Departamento de Trabajo de U.S. defiende:

“Hemos trabajado en apoyo del principio de que ningún trabajador debe tener que elegir entre el trabajo que necesita y la familia que ama. Con la FMLA, nuestro país hizo prioritario dar a los trabajadores la posibilidad de equilibrar las exigencias del trabajo y la familia. Hizo del desarrollo sano de los bebés, de las familias sanas y de los lugares de trabajo sanos una prioridad”. 

La licencia de maternidad debe estar entre las prioridades de las políticas públicas. Si bien la ley actual es insuficiente, su factibilidad es menor para mujeres de comunidades vulnerabilizadas. Las afrodescendientes, nativas, latinas, migrantes, solteras, con residencia en barrios no priorizados para subvenciones federales, de habla extranjera, sin permisos de estancia o residencia, y/o sin seguros médicos viven el puerperio con mayores dificultades.

Muchas trabajan para empresas privadas pequeñas, sin cobertura del FMLA, por lo cual no reciben ni beneficios médicos, ni tienen derecho legal para exigir la conservación de su puesto laboral mientras se recuperan. En consecuencia, pueden sufrir mayor estrés y depresión. 

No menos importante es el contexto político actual de Estados Unidos. Por un lado, el gobierno busca recortar fondos públicos a programas de acceso a la salud y atenciones básicas. Aunque propuso indemnizar con 5000.00 usd cada nacimiento, no se prevé que sea para todas las mujeres. Además, el monto es risible en comparación con los costos reales de dar a luz y mantener a un nuevo ser.

Estas medidas evaden la necesidad de responder a peticiones públicas como la revisión de las condiciones actuales de las licencias de maternidad y la ampliación de los créditos fiscales por hijos a niveles federales.


Madre Tierra es una productora feminista dedicada a la causa de la igualdad y equidad de género y al combate de la violencia contra las mujeres hispanas.

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